La tarde noche de un día de un
caluroso mes de agosto, en concreto el 18 de agosto de 1947, los habitantes de
Cádiz buscaban lugares donde ponerse al fresco y olvidarse aunque fuera durante
unas horas de ese caluroso verano.
Sobre las 21,45 horas de esa noche
se escucha una tremenda explosión y desaparecen todos los cristales de Puerta
de Tierras y gran parte del casco histórico; a pesar de estar este protegido
por las murallas de Puertas de Tierra.
En donde hoy en día se encuentra
el Instituto Hidrográfico de la Marina habían explotado unas 200 toneladas de
trinitrotolueno que se encontraban en el interior de minas submarinas y
torpedos principalmente de origen alemán y no utilizados en la
II Guerra Mundial.
La onda expansiva arrasó el
barrio de San Siberiano, La Barriada España ,
los chales de Bahía Blanca, el Hogar Niño Jesús (Casa Cuna), el campo de la Mirandilla , el
sanatorio Madre de Dios, los cuarteles y los astilleros de Echevarrieta y
Larrinaga, etc.
Incluso quedó afectado el Vapor
Plus Ultra, que había zarpado poco antes del puerto de Cádiz y se encontraba a
unos 1.500 metros
de la costa.
Debido a que por aquel entonces
Las Puertas de Tierra disponían de un único vano, el centro histórico de la
ciudad se salvó, aunque no quedó entero un solo cristal.
Estábamos ante lo
que sin ninguna duda se ha calificado como la mayor tragedia de la ciudad con
cifras oficiales que hablaban de 200 muertos, 5.000 heridos y 2.000 edificios
dañados o destruidos. Eran otros tiempos y la dictadura mandaba, con lo que la
cifra de victimas pudo ser muy superior.
Cuando el Ministro
de Marina franquista de la época visitó Cádiz para interesarse por los daños
fue abofeteado en público por el General Varela, militar muy querido en Cádiz
incluso hoy en día. Algo de razón debía de tener este militar para hacer lo que
hizo. Poco después Franco nombró a Varela Gobernador Militar del Marruecos
Español.
Este 18 de agosto
pasado se cumplieron 70 años de aquella tragedia. Sin entrar a especular,
pretendo que esta entrada sea un homenaje a esas victimas y a tantos anónimos
héroes que esa noche y los siguientes días actuaron para que el daño no llegara
a más.
Un joven Capitán de
Corbeta, cañailla por más señas, al mando de un grupo de marineros que estaban
haciendo el servicio militar sacaron del lugar a pulso 3 vagones de ferrocarril
cargados de torpedos y minas submarinas. Su acción evitó que la catástrofe fuera
mayor.
Cuando la crisis de
gobierno originada por la legalización en España del Partido Comunista Adolfo
Suarez nombró a ese Capitán de Corbeta Ministro de Marina. Fue el último
militar ministro antes de la celebración de las primeras elecciones libres en
España,
Existen gran
cantidad de imágenes. La que ilustra la entrada es de uno de esos edificios
destruidos.
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