Debido a la mala distribución,
situación y construcción de la cárcel de Cádiz en 1792 se acuerda construir una
en un lugar más ventilado y con una capacidad proporcionada a la población de
la localidad.
La diseña en el año 1794 Torcuato
Benjumeda, el más representativo de los arquitectos que trabajan en la ciudad,
en un momento en que comienza el declive económico y en el que el Neoclásico
está de moda. Se comienza a utilizar en el año 1816, cuando estaba terminado
gran parte del edificio.
Como tal cárcel estaba dividido en
tres espacios: una para hombres, otro para mujeres y uno último para niños.
Durante la noche se permitía a las mujeres dar de comer a sus hijos. Todo iba
bien hasta que una noche desaparece o se pierde uno de esos niños.
Se cuenta en Cádiz, y hoy en día aún
se recuerda, que con posterioridad a esa desaparición se comenzaron a escuchar por
la noche los lamentos de ese niño. Lamentos que también escuchaban policías que
se encontraban en un edificio localizado a escasos metros: el cuartel de la
Policía Armada (actual Cuerpo Nacional de Policía).
Estamos ante uno de esos fenómenos
que se han producido en Cádiz capital y que es recordado a pesar del tiempo. El
edificio en si ya es interesante, existiendo hoy en dia personas que afirman
que no pueden entrar en el mismo. Sienten sensaciones raras cuando lo hacen y
no se encuentran a gusto en el mismo.
El caso es que en sus inmediaciones
existían otros en que también se produjeron trágicos acontecimientos; como la
Casa Cuna, donde murieron niños y mayores la noche de la explosión de Cádiz.
La foto muestra el detalle del escudo
y leones existentes en la parte superior del edificio. Todo será cuestión de
profundizar más en la historia y en la de sus alrededores.