Año 1980, a instancias de un misterioso personaje se retrasa dos días la salida de su base en Hawai del portaaviones nuclear americano NIMITZ, que lleva la misión de realizar una patrulla rutinaria por el Océano Pacifico. El motivo: que pueda embarcar el Señor Lasky con la misión de observar y después informar al Departamento de Defensa americano.
Al poco tiempo de estar este señor a bordo el buque atraviesa una tormenta y poco después Matthew Yelland, comandante de la nave, se da cuenta que tiene en frente a la flota japonesa pocas horas antes del ataque japonés a Peral Harbor. El dilema que se plantea es si puede alterar el curso de la historia atacando los barcos japoneses con el armamento moderno de que dispone.
Como es natural, hablo de The Final Countdown (El final de la cuenta atrás), dirigida por Don Taylor en el año 1980. Estamos ante una cinta de ciencia ficción que muy bien puede pasar por un documental en toda regla que trata sobre el funcionamiento de un moderno portaaviones nuclear.
Una de las más profundas consecuencias de la Teoría de la Relatividad Especial de Einstein es el reconocimiento de la idea de que el tiempo no es un concepto absoluto, sino que depende del estado de movimiento en que nos encontramos. Esta idea abre la puerta a la especulación sobre si es posible el viaje en el tiempo, y a incontables obras de ficción que se aprovechan de esa idea para crear historias sobre el tema. La Teoría de la Relatividad General introduce la posibilidad teórica de poder modificar la misma estructura del espacio-tiempo, creando los llamados "agujeros de gusano" que también podría ser unas efectivas máquinas del tiempo.
Las paradojas que resultan de viajar en el tiempo son múltiples. Algunas son muy conocidas y obvias, como por ejemplo la conocida como paradoja del abuelo. Es decir, si es posible viajar hacia atrás en el tiempo, podría retroceder a un momento donde me encontrara con mi abuelo cuando era joven, y darle muerte. Con este método drástico impediría que se casara con mi abuela. Pero si eso ocurriera, sería imposible que yo hubiera nacido. Esta contradicción lleva a la paradoja. Si el viaje en el tiempo fuera posible para la ciencia, existiría el riesgo de que ocurrieran paradojas. Lo más grave es la destrucción de la causalidad. La idea de este concepto es que una causa debe siempre preceder a su efecto. Si los viajes en el tiempo son posibles nos encontramos con graves riesgos de destruir este principio. Toda teoría física que sea válida debería de encontrar soluciones a estos problemas generados por viajar en el tiempo. Por lo tanto, los físicos trabajan no solo estudiando si las teorías permiten el viaje en el tiempo, sino también que por razones de autoconsistencia impidan la existencia de paradojas temporales.
Estamos ante un interesante tema para discutir.
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